La consejera de Igualdad y portavoz de la Junta de Extremadura, Isabel Gil Rosiña, ha visitado las casas de la mujer de Cáceres y Badajoz, acompañada por la directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Muñoz, y ha manifestado que el Gobierno extremeño hará el esfuerzo necesario para gestionar adecuadamente el Pacto de Estado contra la Violencia de Género.
El objetivo de esta visita ha sido conocer de primera mano los recursos que tiene la Junta de Extremadura y a los profesionales que forman parte de la red de atención a las mujeres víctimas de violencia de género.
Gil Rosiña explicó que la lucha contra esta violencia es una tarea de los poderes públicos pero también del conjunto de la sociedad, y añadió que desde la Consejería de Igualdad de la Junta de Extremadura se va a trabajar en la misma línea que hasta ahora pero intentando mejorar en todo ya que “todos los esfuerzos son pocos”.
Destacó que el Gobierno extremeño realizará el esfuerzo necesario para gestionar adecuadamente el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, y poner en marcha todos los recursos existentes, tanto los pertenecientes a la comunidad autónoma como los del Gobierno central, para atender a las mujeres que sufren maltrato y destacó que en Extremadura hay actualmente más de 1.500 casos de violencia de género, cada uno de ellos con unas características propias y con recursos individualizados.
La consejera indicó que en las casas de la mujer de Cáceres y Badajoz se atiende a las mujeres víctimas de violencia de género de una forma integral y constituyen una nueva vida para ellas, siendo uno de los recursos más importantes de la red extremeña y en el que trabajan “grandes profesionales”.
Por otra parte, Isabel Gil Rosiña condenó los recientes asesinatos machistas, el último de ellos ayer miércoles en Burgos, sufridos por las mujeres y por sus hijos e hijas, y afirmó que aunque se supone que España es un país democrático desde hace 40 años, no lo será plenamente “hasta que no tengamos una igualdad real”, y para eso no debe existir violencia y las mujeres deben ser “libres y felices sin tener miedo” y sin tener que estar protegidas con recursos como las casas de la mujer.