El sacerdote diocesano, Leonardo Terrazas, párroco de Los Santos de Maimona, ha regresado de Filipinas (Cebú) tras su asistencia a la Asamblea Mundial de la fraternidad Iesus Cáritas, fundada por el padre Carlos de Foucauld. Afirma que ha sido una experiencia “muy enriquecedora ya que he conocido a sacerdotes de otros continentes y la realidad más allá de Europa; la realidad es que hay diferencias y distintas sensibilidades con respecto, por ejemplo, a Asia o África. En estas iglesias hay más juventud frente a una Europa con iglesias cada vez más envejecida y con serios problemas como la inmigración”.

Entre las cosas que más han llamado la atención a Leonardo ha sido la llamada de atención a la naturaleza, el llamado cuidado de la casa común.

Otro asunto que se ha plasmado en la llamada ‘carta de Cebú’- otra ha sido enviada al Papa con las conclusiones del encuentro- , ha sido la necesidad de seguir tendiendo puentes de diálogo con los musulmanes. “Las cosas se solucionan con diálogo -dice Leonardo- y allí nos hemos planteado que no se pueden edificar muros de separación entre culturas y sensibilidades”.

Lo que más ha llamado la atención de lo vivido en Filipinas a Leonardo han sido los contrates muy acentuados entre la pobreza y la riqueza. “La religiosidad popular en Filipinas es muy grande y festiva, los católicos de Asia son muy dinámicos”.

La Conferencia Mundial de la Fraternidad Iesus Crhisti se ha prolongado del 15 al 29 de enero y se ha celebrado en la ‘House of Player’, en Cebú, bajo el lema: “Sacerdotes diocesanos misioneros inspirados en el testimonio de Carlos de Foucauld”. Han sido 42 hermanos llegados a Cebú de África, América, Asia y Europa, cada uno  con su lengua, su cultura, su historia, sus experiencias, sus testimonios. Como se indica en la Carta de Cebú: “Ha sido una preciosa manifestación del espíritu de Pentecostés y han tenido la alegría de encontrar al pueblo de Dios en Cebú a través de la participación en las celebraciones eucarísticas dominicales o fiestas del ‘Señor Santo Niño’ y de san Sebastián, descubriendo a un pueblo de Dios entusiasta que celebran con alegría contagiosa”.