La Primera Asamblea Diocesana de Mérida-Badajoz: Un Espacio de Escucha y Reflexión para la Evangelización

El pasado sábado 25 de enero, el Colegio Salesiano de Mérida se convirtió en el escenario de la primera de las asambleas diocesanas impulsadas por el arzobispo de Mérida-Badajoz, don José, con el objetivo de dar voz a los laicos de la archidiócesis y fortalecer su participación en la vida de la Iglesia. Casi 200 personas se dieron cita en este encuentro, entre ellas representantes de los arciprestazgos, movimientos laicales y delegaciones episcopales, para reflexionar sobre el futuro pastoral de la diócesis.

El vicario de evangelización, don Francisco José Andrades Ledo, explicó cómo surgió esta iniciativa, que se enmarca dentro de una nueva dinámica de sinodalidad que la Iglesia está impulsando a nivel global, siguiendo el ejemplo del Papa Francisco. Según don Francisco José, el objetivo es poner en marcha un proceso de escucha activa para conocer las inquietudes y propuestas de los fieles, y, a partir de ahí, diseñar estrategias concretas para la evangelización del mundo contemporáneo.

Trabajo Previo 

El proceso que culminó en la jornada del 25 de enero comenzó meses antes, en septiembre, cuando se creó una comisión de trabajo compuesta por dos laicos adultos, dos laicos jóvenes, dos sacerdotes y dos miembros de la vida consagrada, quienes elaboraron materiales para guiar las reflexiones previas en las parroquias y movimientos. Este trabajo dio lugar a 211 aportaciones, que fueron posteriormente sintetizadas y presentadas al inicio de la asamblea. De estas contribuciones, surgieron tres preguntas clave que guiaron el trabajo en grupos, cuyo objetivo era identificar las acciones prioritarias para el futuro de la diócesis.

Propuestas Clave para la Evangelización

Las aportaciones recogidas en esta primera jornada giraron en torno a varios puntos clave. En primer lugar, se subrayó la importancia de fortalecer el «primer anuncio» del Evangelio, con el objetivo de llegar a aquellos que no frecuentan la Iglesia. También se destacó la necesidad de una pastoral de acogida, especialmente hacia colectivos que tradicionalmente tienen menos presencia en la Iglesia, como personas divorciadas, miembros del colectivo LGTBI y los inmigrantes.

Además, los participantes pusieron énfasis en la renovación de los procesos catequéticos, proponiendo mejoras tanto en los materiales como en los métodos y el lenguaje utilizados en la enseñanza religiosa. Otro tema importante fue la promoción de la pastoral juvenil, con un enfoque especial en atraer a los jóvenes hacia el Evangelio y su participación en la vida eclesial.

La dimensión social de la Iglesia también estuvo presente, con propuestas para aumentar la presencia pública de la institución, especialmente en el ámbito cultural, social y en los movimientos civiles. Según don Francisco José, uno de los objetivos más destacados fue «abrir los horizontes de la Iglesia» para incluir a todos los sectores de la sociedad, especialmente aquellos que habitualmente no tienen voz dentro de la institución eclesiástica.

El Futuro de la Iglesia

Este proceso de escucha y reflexión no se limita a una sola jornada. En los próximos meses, se celebrarán tres asambleas sectoriales más: una para los miembros de la vida consagrada, otra para los sacerdotes y una tercera para los jóvenes. Al final de este ciclo de encuentros, el 14 de junio, se celebrará una asamblea final en la que se votarán las propuestas más relevantes de cada uno de los sectores, con el objetivo de elaborar el plan pastoral para los próximos años.

El vicario de evangelización subrayó la importancia de este tipo de iniciativas, que permiten conocer de cerca las inquietudes de todos los colectivos que forman parte de la Iglesia. «Es fundamental que todos los sectores de la Iglesia tengan voz en este proceso», afirmó, destacando que la sinodalidad implica que todos, no solo los sacerdotes, sino también los laicos y la vida consagrada, participen activamente en el diseño de la pastoral diocesana.

La Asamblea de la Vida Consagrada

La jornada del 25 de enero no fue más que el inicio de este proceso. La siguiente asamblea, que se celebrará el sábado 1 de febrero en la Casa de Espiritualidad de Gévora, estará destinada a los miembros de la vida consagrada, tanto activa como contemplativa. Según el vicario, esta será una ocasión para conocer las aportaciones de un colectivo con una visión única de la Iglesia, que enriquecerá aún más el proceso sinodal.

A medida que avanzan las asambleas sectoriales, la diócesis de Mérida-Badajoz se encamina hacia un proceso de transformación y renovación pastoral basado en la escucha, la inclusión y el compromiso de todos los creyentes. En palabras de don Francisco José, «estamos dando un paso importante para construir una Iglesia más cercana y abierta, en la que todos nos sintamos llamados a vivir y compartir el Evangelio».