Cada 2 de febrero, en el sur de Extremadura, la tradición se enciende en un espectáculo de fuego y luz. La Fiesta de las Candelas, celebrada con fervor en localidades como Almendralejo, Villafranca de los Barros y Ribera del Fresno, es una de las celebraciones más representativas de la región, que fusiona rituales ancestrales con el disfrute colectivo.

La Fiesta de las Candelas tiene un origen que se remonta a tiempos remotos, vinculada al ciclo agrícola y a la luz como símbolo de protección contra las sombras del invierno. Su nombre proviene de la costumbre de encender hogueras y velas en la víspera de la festividad de la Virgen de la Candelaria, una advocación religiosa vinculada a la purificación y a la luz.

En este día, las calles de los pueblos se llenan de hogueras, que arden en plazas y calles principales, rodeadas de familias y amigos que se agrupan alrededor del fuego. La tradición marca que las cenizas de estas hogueras, consideradas portadoras de buena suerte y protección, se deben esparcir por los campos, un acto que simboliza el comienzo de la nueva cosecha y el retorno de la luz.

Almendralejo, la capital de la comarca, es uno de los epicentros de esta festividad. En su casco urbano, las hogueras se encienden en diversos puntos, pero es en la Plaza de la Constitución donde se vive el mayor bullicio. Miles de personas se agrupan para cantar, bailar y disfrutar de los platos típicos de la región, como el bacalao o los dulces caseros. A lo largo de la jornada, las agrupaciones de vecinos organizan pequeñas procesiones con las velas encendidas, creando un ambiente festivo y cercano.

Algunas localidades como Villafranca de los Barros o Ribera del Fresno ya han publicado carteles informativo y abierto el plazo de inscripción para participar en esta festividad