Nacida en Ribera del Fresno en 1925, cumple un siglo de vida tras recorrer la historia de España, construir una familia y escribir sus propias memorias

El 18 de junio de 1925 nacía en la calle Hospital número 15 de Ribera del Fresno una niña que no imaginaba que llegaría a cumplir cien años siendo testigo de un siglo entero de historia viva. Esa niña es María Brazo, la pequeña de cuatro hermanos: Fidel, Isabel, Antonio y María; hija de Antonio Brazo García, agricultor y de Antonia González Ramos, madre comerciante que regentaba un ultramarinos en la misma calle.

Hoy, María celebra su 100 cumpleaños, y con ella celebra también todo un pueblo que la recuerda como una mujer sencilla, creyente, culta y entregada a los suyos. Desde la infancia, cuando jugaba al truque, los alfileres o la comba por calles de tierra, hasta su vida adulta, marcada por el trabajo, la maternidad, la lectura y los valores transmitidos a su familia, la vida de María ha estado siempre vinculada a su pueblo.

Testigo de un siglo

María ha vivido desde el reinado de Alfonso XIII hasta el actual Felipe VI. Ha conocido presidentes del Gobierno como Suárez, González, Aznar o Sánchez, 19 alcaldes y ha seguido el curso de la Iglesia Católica bajo diez papas, desde Pío XI hasta el actual León XIV, que asumió el cargo este 2025 y 10 párrocos por su pueblo natal.

Pero más allá de los nombres ilustres, ha vivido los grandes cambios sociales, políticos y culturales de España: la II República, la Guerra Civil, la posguerra, la dictadura franquista, la Transición, la democracia. Y los ha vivido desde su casa, con la mirada atenta de quien escucha, observa, lee y reflexiona.

Amor, fe y letras

Su historia de amor con Francisco Sayago ‘Quico’ nació entre calles vecinas, a sus 15 años, aunque ya lo conocía de siempre por ser vecino de la misma calle, y culminó en boda el 28 de abril de 1950 en la Parroquia Nuestra Señora de Gracia, en la Capilla de la Inmaculada. Tuvieron cuatro hijos: Victoriano, Antonio, Francisco y Mari Modes y compartieron vida hasta la muerte de Quico en 1983. Él regentó durante más de dos décadas el bar La Parada y más tarde la librería familiar, en la que también colaboró María.

Amante de la lectura, ha devorado a escritores como Jesús Sánchez Adalid, Julia Navarro, Isabel Allende, Vicente Blasco Ibáñez o Luz Gabás. También escribió sus propias memorias y dejó por escrito su experiencia en Tierra Santa, bajo el título Peregrinando por Tierra Santa, Tierras de Jesús. Hasta los 92 años escribió a mano. Hoy se comunica con el mundo a través de Facebook y WhatsApp.

Raíces profundas y ramas fuertes

Aunque lleva más de cuatro décadas viviendo fuera de Ribera, su raíz nunca se ha marchado. Recuerda a su maestra doña Concepción Pardo, pero también a otras como Juanita Barroso, Elisa Ayala o Julia Hernández; a los párrocos don Ventura Gallego, don Quintín Carvajal o don Luis Zambrano; a sus amigas de juventud, Margarita Cruz Chacón, Mariana Castrejón, Luisa Araya, Anita Ledesma o Josefa Lázaro; a los juegos de infancia y a los rezos dominicales. Su paso por la Asociación de Viudas San Juan Macías o su devoción al Cristo de las Misericordias la conectan con esa Ribera que sigue en su corazón.

María Brazo ha formado una gran familia de seis nietos y tres biznietos, de la que se siente profundamente orgullosa. Reconoce que la vida no ha sido fácil, pero que la ha vivido con entrega, trabajo y fe. “Lo pasado, pasado está”, dice al preguntarle qué día volvería a vivir. Solo añade: “Eso sí, guardo unos recuerdos imborrables cuando me casé”.

Hoy, con 100 años, María representa no solo la longevidad, sino también la sabiduría discreta de quien ha vivido sin aspavientos, pero dejando huella. En su historia se resume también la historia de muchas mujeres de su generación: fuertes, silenciosas, esenciales.

Información: Juan Francisco Llano