Monseñor José Rodríguez Carballo, arzobispo de Mérida-Badajoz y José Manuel Rodríguez Muñoz, director de Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz ha presentado el balance 2024 con algunos datos significativos. Durante el año pasado 1.132 dejaron de necesitar la ayuda de Cáritas gracias a la mejora de su situación. Sin embargo 1.711 personas acudieron por primera vez a una sede de Cáritas, suponiendo un incremento del 18,8% con respecto al año anterior.
La cifra total de acompañamiento en las 126 Cáritas Parroquiales presentes en el territorio, se acompañó a 4.348 personas, lo que permitió que 9.564 personas se beneficiaran de la acción social de la Iglesia en la archidiócesis.
Durante la presentación de este informe, se destacó el fuerte impacto que está teniendo la problemática de la vivienda en las personas que se acercan a Cáritas. Aunque el número de ayudas para la alimentación siguen manteniendo su predominio, se observa una gran subida en la cuantía económica destinada al alquiler, alcanzando el 45%, casi 20 puntos más que en 2023. Esta tendencia refleja la dificultad de muchas familias para hacer frente al coste del alquiler.
«La vivienda se ha convertido en un problema para muchos hogares»
José Manuel Rodríguez, director de Cáritas explicó que «La vivienda se ha convertido en un problema para muchos hogares, nos encontramos ante un derecho cada vez más difícil de ver garantizado, especialmente a medida que nos alejamos del espacio social de la integración».
Por otro lado se informó de la feminización de la pobreza, ya que el 65% de las personas atendidas son mujeres, en su mayoría de nacionalidad española (59%) y con edades comprendidas entre los 45 y los 65 años.
Los cuidados familiares siguen recayendo mayoritariamente en ellas, lo que explica que acudan con más frecuencia a los servicios de acogida de Cáritas. También hay que considerar que las familias monoparentales en Extremadura no paran de crecer, según la Encuesta Continua de Hogares (ECH), actualmente son 44.000 familias y de ellas, el 80,45% están encabezadas por mujeres.
Apostando por el desarrollo integral de las personas
A pesar de este contexto marcado por la vulnerabilidad queda un dato esperanzador. Durante 2024, 1.132 personas dejaron de acudir a la entidad, gracias a la mejoría en sus circunstancias. Un hecho que refleja que la esperanza se hace visible en cada vida que recupera su rumbo y vuelve a caminar por sí misma.
Se pusieron en marcha 41 proyectos de promoción social dirigidos a mujeres, infancia y personas mayores, con el objetivo de empoderar a quienes se encuentran en situación de exclusión.
Mediante los programas para personas sin hogar, se atendieron a 228 personas desde los centros de emergencia de Mérida —activo durante los meses más fríos del año— y de Badajoz —con atención durante todo el año—, de las cuales 63 lograron salir de la calle y acceder a otros recursos.
Desde los centros de atención integral, que cubren tanto las necesidades básicas como acciones de recuperación personal, se acompañaron a 208 personas a través de itinerarios personalizados.
49 personas participaron en el programa de vivienda, que ofrece un espacio digno y estable desde el que comenzar una nueva etapa.
Desde el programa de empleo se acompañaron a 544 personas en su búsqueda de oportunidades laborales de las cuales, el 60% eran mujeres. El 16% logró incorporarse al mercado de trabajo.
Mientras haya personas, hay esperanza
Esta esperanza se hace realidad gracias al compromiso silencioso pero constante de quienes sostienen la labor de Cáritas: las 1.414 personas voluntarias que han dedicado su tiempo y compromiso en las distintas Cáritas Parroquiales y en los programas y proyectos, las 4.855 personas socias y donantes que han apoyado la acción social en sus comunidades con sus aportaciones, así como las 546 personas socias y 2.268 donantes que han respaldado directamente el trabajo de Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz. Todas ellas, son un claro ejemplo de que, mientras haya personas, hay esperanza